Como si hiciera falta comprobarlo, lo comprobé: O sea, los libros de autoayuda son una auténtica porcata. En el mejor de los casos, sólo traen verdades de Perogrullo, una sutil manera de vender sebo de culebra; en el peor, utopías simplistas tras las que se ocultan alambicadas intenciones, una auténtica invitación a la ingesta de aceite de vitriolo.
Me ocurrió el otro día nomás y caí redonda, cual manzana podrida. Lo peor es que ya sabía de antemano que no encontraría ninguna solución para mí en ese libraco, pero igual caí cuál tontonaza de capirote digna de ser paseada en el próximo auto de fe de Semana Santa, o sea.
Es que también, el tema se presentó de forma tan ladina, que pareciera que el autor andaba agazapado detrás de mis dudas para lanzarme su anzuelo. Andaba yo buscando en Google el “Cómo funciona el giveaway en goodreads” y me fueron surgiendo algunas dudas a medida que leía las experiencias de otros, en particular de los autores de habla hispana. Había quienes advertían de no incluir a los Estados Unidos por ejemplo, otros hablaban de la posibilidad de incluir a ciertos países en particular. Todo esto me desconcertaba pues a mí me aparece el territorio de los Estados Unidos como única posibilidad para lanzar un giveaway.
Y así, andando por esos rumbos, fui que caí sobre este libro que parecía desvelar todas las sucias trampas que se ocultan tras ese engendro gringoparlante. Porque detrás de todo libro de autoayuda hay una teoría de la conspiración ¿si no cómo? O sea que tú, como potencial lector de esa quintaesencia de la maravilla de las maravillas, estarás en posesión del arcano que sólo algunos felices iluminados poseen.
Ya desde el nombre nomás se podía oler el ungüento hecho a base de sebo de culebra: “Cómo comercializar tus libros sin gastar ni un centavo” se titulaba dicho estuche de monerías.
Y claro, el saltimbanqui que lo ofertaba —que además se presentaba bajo el exótico, pero sobre todo enigmático, nombre de Prasenjeet Kumar (porque no me vas a decir que el nombrecito ese no te transporta inmediatamente a Las mil y una noches o algo así de por esos barrios)— se explayaba hasta el detalle en pormenorizar todos los defectos del engendro que quería demonizar, exhibiéndolos como anzuelo en la parte de libre lectura, reservándose hasta el final las llaves con que detiene encerrado al arcano.
¿Y en fin de cuentas en qué consistía el arcano? Pues ni más ni menos que en una verdad de Perogrullo, algo que lees desde el inicio de tu formación como escritor independiente, algo que encuentras en cualquier página honesta de marketing sobre el tema: en formar tu propia base de seguidores utilizando algún auto respondedor gratuito. Ni más ni menos.
De que lo sabía, lo sabía. O sea, el sebo de culebra tiene un olor característico y muy penetrante en todas sus variedades y derivados, en particular el de este ungüento se podía percibir a la legua. Con todas esas vine a caer. ¡Díganme si no merezco qué me pasen con Capirote y Sambenito, seguida por una cohorte aplicándome en la espalda, ramalazos con varas de membrillo!
¡¡O SEA!!
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